Análisis del procedimiento dramático entre Don Carlos y Don Álvaro

En la tercera Jornada de Don Álvaro o la fuerza del sino, el personaje de Don Carlos da finalmente con el de Don Álvaro, al que lo une una deuda de honor y sangre que le ha llevado a buscarlo por todo el mundo para satisfacer la honra de su familia. 

En el encuentro entre ambos personajes, determinado y adjudicado al destino, en  el que Don Álvaro acude a socorrer a un desconocido "Don Félix", erigiéndose como salvador al mediar en una disputa por juego, Don Carlos quedará en deuda de quien considerará su amigo, lo que le llevará posteriormente a acompañarlo durante su operación y convalecencia después de que Don Álvaro sea herido en las guerras de Italia por un impacto de bala que a punto está de acabar con su vida, como por otra parte este mismo deseaba en el monólogo de la escena tercera, algo que de hecho le increpa repetidamente a Don Carlos, el que se esfuerce por que salven a su amigo. 

El conflicto dramático de la escena surge cuando, después de animar al cirujano a salvar la vida de su nuevo amigo, Don Carlos empieza a albergar dudas sobre este supuesto Fadrique, lo cual le lleva a querer corroborar sus sospechas y conseguir una prueba irrefutable de la identidad de este. Es casi un instinto, una voz interior, la que le dirige a sospechar de él.


El autor, el Duque de Rivas

Lo paradójico de la escena, y del personaje de Don Carlos, es la ironía que tiene lugar en su interior, a la hora de tener que quebrantar la palabra que le hizo a un amigo moribundo, faltando a su honor para poder obtener su venganza, ya que la certeza exige un sacrificio moral. Es el sacrificio, la violencia de la moralidad, en pos de conseguir un objetivo. 

Es decir; Don Carlos debe elegir entre dos tipos de honores. No podrá satisfacer el primero sin quebrantar el segundo, ni podrá vengar la afrenta familiar sin faltar a su palabra de caballero, lo que igualmente, a sus ojos y los del público, lo deja sin honor. De su elección, depende la misma construcción del personaje, representativo del ser humano cuando afronta disyuntivas de honor u objetivo. 

Finalmente Don Carlos elige el menor de dos males, entendiendo que su deber hacia su familia y su padre es mayor que el honor propio y personal, que el deber hacia el amigo, por lo que incumple y falta a su palabra hacia quien él ha conocido como Fadrique, para así confirmar la identidad de Don Álvaro leyendo sus documentos personales, lo que finalmente supone el punto y final para dos personajes, que ya no podrán escapar a su destino.


Este tipo de intriga, usada por el Duque de Rivas, es muy común en el teatro romántico. 




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